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Categoría: En Periódicos
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Universidad, Nº 1805,

mayo 2009.

 

    Quien lee el principal medio periodístico diario de Costa Rica queda convencido de que Hugo Chávez, Evo Morales y el vil Daniel Ortega ostentan el monopolio de los despropósitos, la canallada y la grosería mental en la actual escena política latinoamericana. Es lo que reiteran día con día los opinionistas del medio y ¡hasta una filósofa! Sin embargo, una publicación reciente (LN, 26/04/09) casi de página entera, trizó esta certeza. Al parecer se trata de un mercado competitivo. Los aludidos no están solos.

   La acción se le imputa al presidente de Costa Rica. ¡Nada menos que al Arias ‘bueno’! Al momento de escribir estas líneas el mandatario no ha negado la autoría. Comencemos con un ejemplo que condensa parte de la línea argumental del extenso texto leído, según se anota, en la Cumbre de las Américas (es un decir) de abril de este año. Se le atribuye a un chino famoso la frase: “No me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. Sabiduría ciertamente milenaria. En efecto, el color ‘natural’ de un gato no afecta para nada su eventual capacidad para cazar ratones. Pero si se cambia el rasgo natural por uno que implique una actitud política del felino casero, entonces la frase conmueve, digamos, por su inanidad. Por ejemplo, “no importa que el gato sea cooperativista o empresario capitalista, lo que importa es que cace ratones”. Se usa la referencia porque el presidente Arias elogió hace poco al cooperativismo costarricense.

   Un gato cooperativista no mide su eficacia igual que un gato capitalista. Al no medirla igual, ‘la’ eficacia tampoco es la misma. Se trata de dos calidades de eficacia, de repente incompatibles. Por seguir con el ejemplo, algo bobo, un gato amarillo o celeste puede querer cazar ratones para comerlos, para atesorarlos, para ostentarlos entre amistades, para usarlos como proyectiles contra sus enemigos, para estudiarlos o para magnificar su prestigio sexual entre las gatas. Es el punto de los fines de la actividad y de los valores que ella compromete. Por supuesto un gato pardo o verde podría combinar varios de estos fines, pero siempre tendría que jerarquizarlos. Y las distintas constelaciones que se seguirían de su ordenamiento impedirían hablar de ‘la’ eficacia y hasta de un mismo felino. 

   
   Arias siguió citando, como autor de su cabecera, al mismo chino. El prócer habría dicho, en chino, por supuesto: “La verdad es que enriquecerse es glorioso”. Se ve que al menos este chino (Deng Xiaoping), nunca se interesó por la historia de América Latina. La frase, sin duda, si no la dijeron la imaginaron (y guió sus acciones) españoles y portugueses en el siglo XVI. Y la repitieron y siguen repitiendo las oligarquías y neoligarquías señoriales que concentran desde entonces riqueza, poder político y prestigio excluyentes en América Latina. ¡Y el presidente Arias tiene que acudir a China para escucharla! Quizá por esto J. Rodríguez escribió que Obama el sexi ofrecía una ‘sonrisa compasiva’ a los otros presidentes.

   Insistamos en que se trata del Arias ‘bueno’, el intelectual. Imaginemos como sería la presidencia del otro, del ‘menos bueno’, digamos. La presidencia del patrón.

 

 

II


   Por supuesto, las chirigotas acerca de dichos chinos que el presidente de Costa Rica no comprende o, peor, sí comprende, son punta de iceberg, por decirlo en tópico. Lo que sedujo a Arias fue “ilustrar” a los otros presidentes de la Cumbre, con un mucho de ironía/sarcasmo, acerca de que los asiáticos dejaron de fascinarse, en la transición entre siglos, con los “ismos” negativos (nombró capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, social-cristianismo) al encontrar un “ismo” bueno: el pragmatismo (LN: 26/04/09). Arias, el chancero, quiere creer que el pragmatismo no es filosofía y visión de mundo (moderna y capitalista) que puede plasmarse en una o varias ideologías: por ejemplo la de poderosos que aprecian el mundo desde sus rentas particulares. La estudió la sociología estadounidense.

   La roma percepción del ‘intelectual’ Arias no la comparte, por ejemplo, Amy Gutmann (catedrática en Princeton, nada sospechosa de frivolidad o comunismo). En su discusión con M. Ignatieff sobre un cimiento pragmático para derechos humanos, apuntado por este último, Gutmann acentúa que ‘Ignatieff insiste en separar su criterio ‘pragmático’ (el principio de agencia) de fundamentos morales/metafísicos y en considerarlo un denominador común entre diversos puntos de vista’, pero quienes lo adversan estiman que esto no es factible y que el juicio pragmático contiene un determinado posicionamiento moral y hasta metafísico’. De modo que el “hallazgo asiático” coreado por Arias resulta al menos polémico. Y esto en Occidente, inventor del pragmatismo. Gutmann subraya: “… los fundamentos pragmáticos también resultan ser morales” (Derechos humanos como política e idolatría, p. 18).

   Arias defiende su opción por el gatesco pragmatismo asiático diciendo que China crece económicamente un 13% anual y ha sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza mientras en América Latina se sigue discutiendo sobre ideologías. Es la tesis de un libro de A. Oppenheimer (“Cuentos chinos”) quien regresó de unos días en China exultante no sólo porque algunos chinos hablaban inglés sino por su crecimiento económico y su total desdén por derechos humanos y legislación social. Quizá Arias no leyó el libro completo (es farsante y vulgar) o tal vez su ‘viveza’ lo lleva a escamotear la segunda parte de la tesis. El gato chino (un tipo de capitalismo) no solo es eficaz cazando ratones sino que también es ultra eficaz atormentando a una población que agradece la saquen del hambre biológica, única que por el momento parece experimentar.

    La búsqueda solo del crecimiento y no del desarrollo es por lo demás parte de la estrategia del Consenso de Washington saludado en su momento, década de los noventa, con orgasmos por los neoliberales (por algo se excitarían) y que todavía constituye, pese a su fracaso, el programa de acción de la mayoría de los gobiernos del área. A lo que parece el colorido gato chino no caza ratones en América Latina.

   Arias añadió azote a sus pares presidenciales por insistir en los “ismos” precisamente cuando en Estados Unidos, Alemania y Francia se discute qué tipo de capitalismo es compatible con la actual globalización. Mientras pontificaba, la televisión captó que Obama se despojó cautamente de los audífonos para traducción múltiple y, con la cabeza gacha, mascullaba. De su gruñir no hubo versión oficial. Pero cuando Arias terminó, aplaudió con entusiasmo.

 

III  
 
       En la cumbre americana (solo un decir) de abril pasado Óscar Arias no se limitó a remitir a los presidentes del hemisferio a la pueril gatología china e intimarlos al olvido de los “ismos” para embarcarse en el pragmatismo (cuando la ruina de un tipo de capitalismo forzó a todo el mundo, excepto a Bush Jr. y al presidente del Banco Central de Costa Rica, a debatir ideológicamente sobre el mundo que se quiere y cómo lograrlo), sino que buceó en las abismos de su alma para pronunciar una sentencia que condensa una convicción memorable:

   “… el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocados”. Frase sin duda más sabia que el gato chino que caza ratones pero no sabe para qué.

   ¿No será que la organización actual del mundo produce riqueza y mucha…, pero tampoco sabe para qué? ¿O, peor, sí lo sabe, pero sus minorías poderosas/opulentas/prestigiosas no pueden decirlo en público y deletrean ‘pragmatismo’?

   En todo caso Arias embiste contra la baja escolaridad, el no pago de impuestos, el armamentismo, la precaria inversión social y el débil gasto en infraestructura en el subcontinente. Incluso toca su historia, pero la reduce a que no tuvimos un John Winthrop (puritano radical intolerante, terrateniente, fundador de Massachussets, quien reservaba la autoridad para los escogidos por Dios; la gente común debía obedecer). En efecto, los “johnies winthropes” iberoamericanos fueron católicos y señoriales para quienes no solo el imperio  político venía de Dios sino también propiedad y riqueza. Los winthropes de acá constituyeron Estados patrimonialistas y clientelares que cautelan, hasta hoy, la inserción de la región  en el ‘orden’ global bajo formas periféricas y subordinadas (no nos impide tener opulentos. Más bien los crea). Pero Arias no pronuncia terratenientes, banqueros, comerciantes, ‘señores’, tecnócratas, iglesias, estructura interna de clases. Solo apunta efectos, sin referir el santo.

   Dentro de estos efectos estarían las universidades (públicas, obvio) latinoamericanas que ‘viven en los años sesenta, setenta u ochenta’. Varadas en el pasado, olvidan que en 1989 “cayó el Muro de Berlín” (no cayó; lo botaron esas gentes que Winthrop valoraba chusma). Arias denuncia que las universidades siguen ideologizadas sin reparar en el Pragmático Big Cat Chino. Desde luego, “universidades’ es una abstracción. En todas ellas suelen existir unidades, escuelas y facultades, buscando clonar a diminutos, pequeños, medianos y grandes gatitos chinos. La obsolescencia universitaria parece nuclearse en ese derroche constituido por ciencias sociales y humanidades.

   Pero, ¿no es en ellas donde también se analizan, discuten y critican los “sistemas de valores de los siglos XX y XXI” que Arias valora “equivocados”, y donde se rastrean asimismo horizontes de esperanza?

   ¿No debería acudir a estas aulas el Competitivo Gato Chino para buscar comprender para qué caza ratones? Arias dice no. Gato dedicarse solo a cazar ratones.

   Lo “insensato” de un ‘pensamiento’, escribió Anselmo de Aosta (s.XI), no radica en los términos “cochinos” o en invectivas personalizadas. Se sostiene en la falta de respeto por uno mismo (en especial cuando se cree ser lo que no se es) y en ver a los otros como “tontos”. Una precandidata presidencial, algo desubicada, se deja decir que “a “Costa Rica (…) se la escucha mucho más allá de sus fronteras”. Si es por Óscar, qué vergüenza.
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   Referencias:
   
   Arias, Óscar: "Algo hicimos mal", en La Nación (periódico), 26/04/09, San José de Costa Rica.
   Chinchilla, Laura: "Un nuevo liderzgo regional para Costa Rica", en La Nación (periódico), 15/05/09, San José de Costa Rica.